Y que nadie entienda lo que te gusta entender. Y no entender lo que todos quieren que entendamos. No tener pájaros en la cabeza, sino ser un ave sin necesidad de una. Sin rastreo propio en el vuelo.
Y luego volar sin que te digan dónde ir, o ir donde te digan que no puedes llegar. Así mejor. Escuchar lo que a nadie le interesa oír, e ignorar esas letras grises que hablan de la vida. Crear las tuyas y escribirlas de colores. Mirar más allá de las fotografías, sentir más allá de la la melodía de las canciones. Ponerlo todo debajo de tu piel. Entender que el sentido empieza donde acaba la razón.
Judit Castilla.
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